sábado, 14 de marzo de 2009

DÍA DE LA MUJER

UNOS CRÍAN LA FAMA Y OTROS CARDAN LA LANA

Les Chiennes de garde (las perras guardianas) es un movimiento feminista fundado hace diez años, perteneciente a la coordinadora para el lobby europeo de mujeres, en Francia. Su razón de ser principal es denunciar los insultos sexistas proferidos públicamente en Francia. Este año, por primera vez, el 6 de marzo, dos días antes del 8 de marzo, con ocasión del antiguo Día Internacional de la Mujer Trabajadora, fiesta que el mundo comunista celebraba a la mujer y que hoy, gracias a la globalización capitalista se ha convertido en el Día de la Mujer, a secas, las perras guardianas otorgan dos premios: el premio Macho al mayor insulto o declaración más sexista del año,  y otro a la publicidad más sexista.
Uno está acostumbrado a la idea de que en el mundo occidental,  en el otro la mujer no existe, la cultura machista tiene hondas raíces, entre otros países,  en España, donde la violencia de género tiene gran tradición y hoy protagonismo mediático,  en Alemania, a la cabeza en las estadísticas de asesinatos de mujeres por sus parejas, en Italia, con su Berlusconi de opereta dándoselas de Don Juan de pacotilla, o en América Latina, donde el orondo dirigente chavista, Juan Barreto, matón y ambiguo, merece el premio Innoble de la estupidez sexista con la frase que ha dejado para la posteridad de que “uno no se puede fiar de un animal que sangra todos los meses y no se muere”. ¿Pero Francia?  La patria de Simone de Beauvoir, la autora de El segundo sexo, luz y guía tanto de mujeres como de hombres de hoy, el país de Margarita de Navarra, de Madame d’Épinay, de Madame Le Prince de Beaumont, de Madame de Genlis, de Madame de Staël, de George Sand, de Colette, de Violette Leduc, de Marie Cardinal, de Marguerite Duras, de Marguerite Yourcenar, etc. , y también, por supuesto, de Madame Pompadour y de Charlotte Corday y de todas las hijas de la Revolución. Pues sí, en Francia también cuecen habas machistas y a las pruebas me remito.  Unos crían la fama y otros cardan la lana.
Han repartido dos accésits del premio Macho: uno para el actor Fabrice Luchini, quien en una emisión de radio dijo: “Me encanta decir a las mujeres: “¡Qué guarras!”; y otro al conocido animador de TV Thierry Ardisson, quien  refiriéndose a Miss Francia dijo, “¡Vaya puta, cómo me ha jodido!". 
El Macho de bronce se lo han otorgado al dibujante y escritor François Cavanna, por un artículo en el que vertía comentarios despectivos y sexistas sobre Ségolène Royal y Hillary Clinton.  El de plata ha ido a parar a las manos del humorista negro Fabrice Éboué, por esta frase: “En el feminismo no hay sólo mujeres autoritarias y mal folladas, también hay lesbianas.” A esto, las perras guardianas, en un intercambio de piropos propio de cualquier juego floral, le han contestado: “¿Qué le parecería si un humorista dijera que en el antirracismo no sólo hay unos pretenciosos a los que les han dado por el culo, sino que también hay homosexuales?” Puro esprit francés. 
Y el Macho de oro va a... (fanfarrias)... Monseigneur André Vingt-Trois, Cardenal Arzobispo de París, con sede en la Catedral de Notre-Dame y con el título de Cardenal de San Luis de los Franceses (¡Ay, madre, para qué quedó mi onomástico!). La frase merecedora de tal honor, contestando a una pregunta sobre la posibilidad de que la Iglesia Católica admita el sacerdocio femenino (cada vez que pienso en sacerdotisas evoco las afrodisias, las dionisias y los misterios de Eleusis), ha sido la siguiente: “Lo más difícil es tener mujeres formadas. No basta con llevar una falda, hay que tener algo en la cabeza.”  
Cuando uno lee esto, lo primero que se siente es perplejidad, pues lo dice alguien cuyo uniforme es una falda hasta el cuello y para quien, a la vista de lo que dice, la tonsura debió ser tan profunda que le cercenó las meninges. Tal aversión a las mujeres debe tener raíces profundas, aunque cuando se le concedió el premio, que no recogió, a diferencia de los otros, pidió disculpas por lo dicho. Ya sabemos que para los católicos no hay pecado que no lave una buena confesión. Nos imaginamos que esa feminofobia se verá alimentada diariamente al salir de su oficina, pues los alrededores de Notre-Dame son lugar de recluta de pelanduscas peripatéticas y motorizadas. 
Sin embargo, o además de lo anterior,  lo que más me ha llamado la atención es el nombre del vicario: André Vingt-Trois, es decir, Andrés Veintitrés. En español tiene una rima de la que carece en francés.  Al principio pensé que era un error y que correspondía al canónico romano XXIII, o sea, Andrés XXIII, y que seguramente se debía a que estaba tan seguro de ser el próximo Papa  que ya practicaba con el nombre. Pero no, el hombre se llama de verdad Veintitrés. Como me apasiona buscar la etimología de los nombres, me puse a investigar sobre el particular y no encontré nada. Sospeché que el número debía ser un ordinal atribuido a algún ancestro y me encontré con que el mismo Cardenal lo confirma en una entrevista. Al parecer un antepasado inclusero se quedó como apellido con el número que le correspondió en la institución. Tal vez esa pueda ser otra razón de su odio a la mujer. Sus datos biográficos no dicen si es hijo único o no, pero a efectos de esta bitácora queremos imaginarnos que eran tres hermanitos y que en su barrio parisino los jóvenes hacían correr el chiste de que sus padres cambiarían a los tres Veintitrés por un Sesenta y nueve. Razón definitiva y comprensible de su espanto ante la fémina. 
En cuanto a la publicidad, premios que se conceden durante los últimos ocho años,  el primer premio en la categoría de "violencia, pornografía y estímulo de la prostiución",  ha ido a la conocida marca de ropa interior Sloggi, cuyos videos son estrellas de YouTube. El premio a la publicidad "que presente un desnudo sin relación con el producto", se le ha concedido al café Lavazza (¿Una mujer desnuda promocionando café?) y el premio del cliché sexista al del Clio de Renault, en el que una pareja aparece tumbada en la cama leyendo revistas: él sobre el Clío y ella sobre bebés, con el comentario "una felicidad nunca llega sola". A falta de más referencias, incluyo un gracioso video recopilando publicidad sexista realizado por Shiloune, una resistente feminista contra esa publicidad y, creo, miembro del mismo colectivo.