sábado, 4 de abril de 2009

DELENDA EST VENEZUELA

Delenda est Cartago. Cartago ha de ser destruida. Catón el Viejo colaba esa frase, viniera o no a cuento, en todos sus discursos políticos en plenas Guerras Púnicas. Esa frase ha quedado como ejemplo de persistencia, de tenacidad, de no olvidar nunca cual es el objetivo principal. Si la oligarquía militar que usufructúa el poder en Venezuela, tuviera una posibilidad de comunicación más allá del gesto y otros signos naturales y no lingüísticos (Doctrina. San Agustín), seguramente habría hecho de la frase “Venezuela Delenda est” el leit motiv y el lema de su actividad política. 

Y en su honor hay que reconocer que lo han conseguido, o casi. Hay que destruir Venezuela.

Recuerdo, que cada vez, innumerables veces, que me tocaba pasar la frontera del muro de Berlín, me impresionaba un cartel que le recibía a uno en la Alemania del Este, en clara advertencia a la Alemania del Oeste, y en gigantescos caracteres:

"La gran Cartago lideró tres guerras: después de la primera seguía teniendo poder; después de la segunda seguía siendo habitable; después de la tercera ya no se encuentra en el mapa." 

Frase de Bertolt Brecht, aunque algunos se la atribuyan erróneamente a Albert Camus.

El mensaje era equivalente al del simpático cartel bajo los cañones de Fortaleça, al lado de Valencia do Minho, en la frontera portuguesa con Galicia que rezaba: “¡Ay España de ti si te mueves!”. 

El 9 de noviembre de 1989 caía el muro de Berlín, con el cartel incluido, y un año después se sellaba la reunificación alemana. 

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,

guardé silencio, porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio,

porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,

no protesté, porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté,

porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,

no había nadie más que pudiera protestar.

Este poema, por el contrario, se lo atribuyen también erróneamente a Bertolt Brecht y en realidad es un sermón de Semana Santa del pastor protestante Martin Niemöller.

No quiero hablar de la política venezolana, sino de literatura y de historia. De Bertolt Brecht, específicamente. Sí, de aquel que dijo: “Desgraciado el país que necesita héroes”.

¿Será definitiva la destrucción de Venezuela?

¿Podrán borrarla del mapa de la civilización? La anomia social, política y psicológica, es absoluta, la situación económica y financiera es de quiebra técnica, la infraestructura se deteriora, (ojo que no se caiga el Guri, que rumores ya hay), los derechos humanos se retrotraen a la época anterior a la Revolución Francesa, los jueces son peleles al servicio del Omnímodo para impartir injusticia, se persigue y encarcela al disidente, las fuerza armadas y “del orden público” se pretorianizan y gestapizan, se explota y engaña al trabajador, se anulan los sindicatos, el Todopoderoso se burla del ciudadano cual Calígula tropical. 

Insisto en que no voy a hablar de la política venezolana, hoy estoy tan asqueado que no me apetece escribir de nada, ni siquiera de Bertolt Brecht. Dejaré que él hable por mí:

"Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse tendrá que pasar al ataque." (B. Brecht)

"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles." (B. Brecht)

"Muchos jueces son absolutamente incorruptibles; nadie puede inducirles a hacer justicia." (B. Brecht).

"Si la gente quiere ver sólo las cosas que pueden entender, no tendrían que ir al teatro: tendrían que ir al baño." (B.Brecht)

"El que no conoce la verdad es simplemente un ignorante. Pero el que la conoce y la llama mentira, ¡ese es un criminal!..." (B. Brecht)

“No acepten lo habitual como cosa natural pues en tiempos de desorden sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar.” (B. Brecht).

¿Hay esperanza? Sólo el pueblo puede contestar.