miércoles, 24 de marzo de 2010

LAS MOSCAS


En las viejas telarañas de la tristeza

suelen caer las moscas de sartre

pero nunca las avispas de aristófanes...

Alegría de la tristeza... Mario Benedetti.



Una de las cosas más hilarantes que circulan estos días por internet sobre el inefable Hugo Chávez, es su incursión en el mundo de la genética, como se aprecia en el video adjunto. Una de las características del ignorante es su osadía, y Chávez se adorna con una ignorancia enciclopédica: lo ignora prácticamente todo. Es conocida mi opinión sobre la inteligencia y la cultura de los líderes mundiales, sin hablar de su moralidad, los Berlusconi, los Evo, los Ortega, pero el laurel se lo lleva Chávez por su imprudente locuacidad. Este hombre oye campanas, pero nunca sabe si doblan o repican, ni de dónde viene el sonido. Claro que en su osadía se atreve a declarar, eso sí, ante un público fácil y complaciente, que lo que él dice está “comprobado científicamente”, afirmando contundentemente que el mapa genético del hombre es “idéntico” al del gusano y las moscas. Algo ha oído, o leído, sobre el genoma de la mosca de la fruta, la Drosophila melanogaster, en cuyo código genético existe una contrapartida de aproximadamente el 61% de las enfermedades humanas. En cuanto a los gusanos, tal vez ha leído u oído algo sobre la Xenortubella, un gusano de unos tres centímetros que vive en el fondo de las aguas de los fiordos suecos y que tiene un cuerpo muy básico pues carece de órganos sexuales, sistema excretor y cerebro. La Xenortubella es el invertebrado genéticamente más cercano a nosotros, con quien tenemos un antepasado común de hace 500 millones de años. Lo curioso es que no se refiriese al ratón doméstico, pues de todos los organismos modelos utilizados por los científicos para explorar la genética, el ratón es, hablando biológicamente, un alma gemela. Una genetista dijo una vez: “no considero al ratón como un organismo modelo. El ratón es una versión más atractiva del ser humano, es un ser humano tamaño bolsillo.” ¿Pero qué cara habrían puesto Diosdado Cabello y su combo si su particular Zeus tonante les llega a decir que ellos son como ratas? En este video, yo no sé qué impresiona más, si la estupidez de Chávez o las caras de “y ahora qué hago” de los foquistas, los aplaudidores de oficio. El cuadro tiene mucho, pictóricamente hablando, de decimonónico, lo que no es de extrañar en estos personajes. Diosdado tiene una postura de interés protagónico que parece copiada de un cuadro de Arturo Michelena y las caras de la claque me recuerdan a las de los asistentes a la autocoronación de Napoleón en el famoso cuadro de Jacques Louis David. ¿Nos reímos, aplaudimos, asentimos? ¿Y si nos equivocamos? ¿Qué querrá decirnos? Una mueca puede significar el final de una carrera política, por eso nadie reacciona, pero en la gravedad de sus expresiones se puede leer que el momento está cargado de dramatismo, pues el no reaccionar también puede tener consecuencias desastrosas. ¿Conocería Chávez las características de la Xenortubella al compararse con ese gusano? No son idénticos, obviamente, pues él mismo nos ha hablado varias veces de sus órganos sexuales y de su aparato excretor, pero, ¿y el cerebro? ¿Y comparar a sus muchachos con moscas? Les dijo que eran como moscas. ¿Habría un mensaje oculto, subliminal? Tal vez eso es lo que más les preocupaba. No puedo evitar pensar en la famosa obra de teatro de Jean Paul Sartre, Las Moscas, una alegoría sobre la libertad y, sobre todo, la dignidad, tomando como justificación argumental la venganza de Electra y su hermano Orestes por la muerte de su padre, Agamenón, en la que Argos es la Francia ocupada por los nazis, cuya censura burló para estrenarla en París. En la escena I del primer Acto leemos: EL PEDAGOGO- (Espantando las moscas que acosan a Orestes) Bueno, estaréis cómodos, vos que tanto os quejabais de ser extranjero en vuestro propio país, y estas bestezuelas os hacen fiestas, como si os reconocieran. (Las espanta) ¡Vamos, paz, paz, nada de efusiones! ¿De dónde vienen? Hacen más ruido que carracas y son más grandes que libélulas. JÚPITER- (Que se había acercado) No son sino moscas de la carne, un poco gordas. Hace quince años un poderoso olor a carroña las atrajo a la ciudad. Desde entonces engordan. Dentro de quince años tendrán el tamaño de ranitas.

Entre las moscas de Sartre y las moscas de Chávez, me quedo con las moscas del nen, de Serrat.