domingo, 12 de febrero de 2012

PRIMARIAS


No tengo más remedio que interrumpir mis crónicas viajeras, las reanudaré mañana, para dedicarle una reflexión a un acontecimiento histórico que se ha dado hoy en Venezuela. El no hacerlo habría sido frivolidad o complicidad dolosa. Me refiero a las Primarias de la oposición. Tal vez por mi formación en la clandestinidad y en el “centralismo democrático”, las primarias abiertas no son una de mis opciones preelectorales favoritas, y, en el caso venezolano, donde el objetivo es acabar con un régimen, no reemplazar un Gobierno, una solución a la chilena, un acuerdo interpartidos, me habría parecido más sensato, y así lo he manifestado siempre, pues se trata de encontrar, no al mejor, sino al que pueda derrotar al Régimen, al menos en este primer embate. Dicho esto, y dado por supuesto que no soy portador de la verdad única, el proceso de las Primarias se ha desarrollado con un éxito sin precedentes y por lo tanto sorprendente y con unas consecuencias que en estas primeras horas son difíciles de aventurar. Basándose en los datos antecedentes, tanto del país como de otros países, se calculó por parte de la Mesa de la Unidad Democrática que una participación del 10% del padrón electoral, cifra tradicional en Estados Unidos con una larga tradición de primarias, la mayor del mundo, constituiría un éxito de gran resonancia. De acuerdo con esas previsiones se estableció la logística en lo referente, sobre todo, al número de centros electorales, mesas y máquinas de votación, en aras, también de abaratar los costos del proceso. La hora del cierre de las mesas de los colegios electorales era las 4 de la tarde y a las 7 casi el 30% seguían abiertas por las largas colas de votantes esperando sufragar. La enorme participación. tres millones de votos, más del 15% del censo,  ha roto las previsiones logísticas y ha sido la causa de la demora del proceso. A estas alturas se pueden hacer dos lecturas del fenómeno: una que a pesar del miedo, miedo real por parte de los millones de funcionarios, maestros, trabajadores y vecinos de barrios y pueblos controlados por los grupos paramilitares del régimen, a ser denunciados si se les veía en las colas de votantes, entre otros temores, la oposición ha mostrado el músculo suficiente para acabar con el Régimen en las presidenciales de octubre; y otra, que el anhelo de acabar con el Régimen es tan grande en la oposición que se ha volcado hoy en las urnas y ha sido su canto del cisne, o que ha rozado su techo. Los próximos meses con la campaña electoral que se avecina y cómo la afronte el candidato de la oposición y sus asesores, las encuestas nos lo dirán. Pase lo que pase de ahora en adelante, lo que ya no admite duda es que la jornada de hoy es un hito para este pueblo y ha confirmado su vocación democrática. Y, por qué no decirlo, se intuye el escalofrío que sacude en este momento el espinazo del Régimen. El tercer factor a considerar es el candidato ganador, Henrique Capriles Radonski, ganador, además, por goleada, como anunciaban las encuestas. Mis allegados saben que el Gobernador no goza de mi simpatía especialmente, pero a quien tiene que caer bien el 7 de octubre es a ese 5 a 10% de votantes indecisos o posibles desertores de las urnas chavistas, no a mí. ¿Con su discurso distante, comedido, a veces incluso timorato y a veces confuso, será capaz de enamorar a esos votantes?  ¿Tendrá que inyectarse botox en el entrecejo para barrer ese gesto de permanente enfado? Lo importante, repito, no es que sea el mejor sino el que pueda derrotar a Chávez. La candidata mejor preparada, sin duda, era María Corina Machado y por lo que le oí recientemente la única que apuntó algo inteligente sobre el futuro petrolero del país, entre la general mediocridad de los otros candidatos. Pero también era la más vulnerable ante Chávez. Y el elector lo sabía, por eso no ha pasado del 4% de los votos. Por eso la quería Chávez de contrincante. Posiblemente el candidato con más brazo para batirse con él, fuese Pablo Pérez, pero ha sido víctima, creo yo, de planteamientos regionalistas  de los electores y de una mala campaña por su parte, que le ha dejado con casi un 30% de votos, abriéndole las puertas como candidato de futuro. Los otros dos, como estaba previsto, han sacado casi la mitad de los votos nulos, entre los dos. Puros teloneros. Por primera vez en muchos años, trece, se ve al Régimen desconcertado, medio sonado por este directo a la mandíbula que le ha propinado la oposición. ¿Será capaz Henrique Capriles de noquearlo dentro de escasos ocho meses? La solución a la vuelta de la esquina. Mi deseo, que así sea.