sábado, 17 de abril de 2010

SEXO


Pues sí, el título no es una añagaza atrapa-incautos, la cosa va de sexo. Se me han hinchado las meninges de hablar de política y de cosas serias. De lo uno y de lo otro. En esta esplendorosa infancia de mi vejez que estoy iniciando, estoy de vuelta de muchas cosas, me aburrí de otras muchas, me entusiasmo por otras, dejé en mi primera juventud la etapa de misionero, ojo, la de querer convencer a los demás de mi verdad, no la de la postura, que, a veces, también tiene su encanto, y, por fin, llego a la conclusión de que lo más gratificante, lo que compensa el absurdo de jornadas de 18 horas de trabajo, son los libros, el vino, la cocina, el cielo, un gato, el Barça, un paisaje, una sonrisa, la presencia de una mujer y el sexo. Lo malo es que a fuerza de estar pegado a una pantalla, todo eso se hace virtual, menos el vino, claro. Aristóteles definió al hombre como un animal político, zoon politikon, claro que su discípulo Platón se dio Banquete y con el cuento del idealismo se inclinó más bien por el zoon erotikon, y si eran jóvenes efebos de la Academia, pues mejor. Yo, sin renunciar a mi calidad aristotélica y platónica, por lo erótico, no por otra cosa, me reclamo zoon lexikon, animal de palabras, y las dedicaré siempre que pueda a denunciar, escarniar y anatemizar, al zoon güebón, neologismo latinoamericano éste, que no necesita mayor explicación. Como no somos de cartón piedra, personajes de mala novela, el zoon politikon, suele ser también, erotikon y güebón al mismo tiempo. Pocas veces lexicon, a lo sumo lektikon, o verbal, y si es en televisión, mejor. Así que, ineluctablemente, y aún sin quererlo, muchas veces lo uno me llevará a lo otro. Aunque algunos se empeñen en ignorarlo, hipócritamente, somos seres sexuados, afortunadamente, si no, seguiríamos siendo bacterias y nos reproduciríamos por fisión, no habría discotecas, ni camas, ni perfumes... ni vino. En cuanto a la manzana bíblica de Eva, por mucho que se hayan empeñado en identificar al manzano con el árbol de la sabiduría -la vieja tradición helenista- la presencia libidinosa de la serpiente no hace sino confirmar que la manzana es el sexo femenino, y el probarlo, le costó al hombre, según los reprimidos religiosos, la expulsión del Paraíso asexuado. En buena hora. Será por eso que me encanta la sidra y que es tan diurética. Así pues, levantaremos jubilosamente la bandera del sexo reproductor, el lúdico, el amoroso, el jijijaja, el de si te he visto no me acuerdo, el aliviador, el mudito, el “no tengo nada mejor que hacer hoy”, etc., y fustigaremos el sexo sórdido, el violador, el explotador, el de los religiosos del Mea shearim de Jerusalén, el de los curas pedófilos y el del zoon güebón del día, hoy, el ayatolá Kazem Sedighi, imán de la oración del viernes de Teherán, cuyas declaraciones recoge el diario iraní Aftab: “Muchas mujeres mal vestidas (que no respetan la ropa islámica) corrompen a los jóvenes y el aumento de relaciones sexuales ilícitas hace crecer el número de terremotos.” “No tenemos otra opción que conformarnos a las reglas del Islam”, afirmó, recordando las recientes declaraciones del presidente Mahmud Ahmadinejad (otro que tal baila), que había advertido contra los riesgos de un terremoto en Teherán.” Apaga y vámonos. Si, como dijo Marx, “la religión es el opio del pueblo”, a este ayatolá, como dicen Les Luthiers: “esa droga le buelbe vruto.”


El terremoto que teme el ayatolá




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