sábado, 12 de junio de 2010

LA PATRIA ES COJONUDA



El histrión soez y esquizoide que dispone a su antojo de la vida y hacienda de los venezolanos, acaba de parir otra perla para dar más brillo a su biografía y enriquecer su herencia ideológica. Como un Zeus tonante, el corifeo ha espetado a su grey: “¡Hay que sentir la patria en los cojones!” Al parecer, leyó la frase de Bolívar de que hay que sentir la Patria en las entrañas y decidió hacer las entrañas extensivas, o piensa que los cojones forman parte de las entrañas. Algunos románticos, y Bolívar es un producto del Romanticismo, llenaron sus proclamas de Patria, recuperándola de Roma y en cierto sentido oponiéndola, o anteponiéndola, según las conveniencias, a la Nación revolucionaria. Los que nos hemos criado a la sombra del árbol del Internacionalismo, no podemos por menos que experimentar un cierto escozor cuando oímos blandir la Patria como un arma de doble filo: uno para defenderse y el otro para asesinar. Stalin hizo un llamamiento a defender la Patria, que fue secundado por la Iglesia Ortodoxa, para enfrentar la invasión alemana; todos los dictadores modernos han usado la Patria para asesinar, física o moralmente, a sus enemigos, los enemigos de la Patria. De ahí ese inconfundible tufillo fascistoide que emana ineluctablemente de la Patria. El asignar automáticamente en español el género femenino a las palabras terminadas en “a”, ha creado ese curioso oximorón de “la Madre Patria”, por lo que al final no se sabe si la Patria es una familia uniparental u homosexual. Los alemanes, tan lógicos ellos, no podrían nunca feminizar el vaterland, como tampoco lo hacen con la Muerte. Pero dicho esto, ¿cómo se puede sentir y tener la Patria en los cojones? ¿Por dentro o por fuera? ¿Disfrazada de espermatozoide? ¿Preñaremos por amor a la Patria? ¿O será la misma Patria la preñadora? ¿Será la patria un polvo... de talco, claro? ¿O adoptará la sutil forma de una vaselina suavizante? ¿O de una mano amiga? Cuando uno se sienta inflamado de ardor patriótico, ¿será legítimo afirmar que tiene una cojonera? ¿O será una orquitis de patria y muy señor mío? Después de un mitin electoral del Bolívar resurrecto, inflamando de ardor patrio a sus huestes, ¿habrá que calmarlos rociándolos con agua fría, o deberán usar otro procedimiento igual de tradicional, pero más placentero? Viendo la fotografía del cuadro que ilustra este blog, y sabiendo lo que es cabalgar a pelo, no puede uno menos que pensar que el pobre hombre debe tener las patrias en carne viva. Simón Rodríguez, una de las tres ramas en las que se columpia el susodicho, dijo: “...no hai cosa más patriota que un tonto.” ¿Será un tonto de los cojones?