jueves, 3 de septiembre de 2009

DOS INTELECTUALES Y UNA MOTO

En estos últimos días ha habido dos noticias en el mundo intelectual que me han interesado especialmente. Y, cómo no, si no tienen un hilo conductor que las una, y en su estructura profunda sí lo tienen, se lo busco yo. Por un lado, he leído un interesante artículo del filósofo iraní Ramin Yahanbegloo, títulado “El temor de los intelectuales a la política”. Ramin es graduado en la Sorbona y en Harvard y actualmente es catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Toronto, después de haberse librado de la cárcel y la tortura del regímen de los ayatolas. Arranca el artículo afirmando que “Los intelectuales críticos son hoy una especie en vías de extinción. Temen la política, y se diría que la política muestra una indiferencia absoluta por todo lo que se pueda denominar intelectual.” “Parece que los intelectuales de hoy pensaran que puesto que todas las verdades morales son relativas, ya no hay necesidad de ser la voz moral de un mundo sin voz.” Se pasea a continuación por lo que para él ha supuesto “una epidemia de conformismo” de los intelectuales, a los que ya no les interesa reflexionar y debatir sobre los valores, su único interés reside en el comentario de los hechos. Contrasta la situación actual con la que en su momento supuso la actitud de un Zola o Julien Benda en el affaire Dreyfus, para terminar diciendo que, “Muchos creen, por supuesto, que ser hoy un intelectual comprometido con la vida pública no es nada del otro mundo, ya que ser demócrata y vivir en una democracia no supone ningún riesgo, ningún desafío”. “Mientras los humanos sigamos creyendo que la esperanza no es una palabra fútil, los intelectuales no dejarán de ser útiles en todas las sociedades”.

Ramin sabe bien, pues lo ha sufrido en carne propia, que ser un intelectual comprometido y ser demócrata en una democracia no supone riesgo, pero sí lo supone y mucho en una “no democracia”. Más allá de la idea del riesgo, yo reivindicaría, con Ramin, la necesidad de que tanto los intelectuales, como los inteligentes se alcen como voz moral del mundo, con la ventaja para estos últimos, los inteligentes, de que estos sí pueden hacer política aunque el panorama los desanime, mientras que para los intelectuales es altamente desaconsejable que se inmiscuyan en tan terrenal quehacer y porque igual que una golodrina no hace verano, un Václav Havel será siempre una excepción. Hago esta distinción con la intención expresa de declarar, parafraseando un famoso dicho, que ni todos los intelectuales son inteligentes, ni todos los inteligentes son intelectuales, pue si la esencia de lo intelectual es discutible hasta en el cafetín, el concepto mismo de inteligencia es objeto de debate científico. El homo sapiens sabe anudarse un zapato, el hombre inteligente intenta comprender el mundo. La humanidad está compuesta en su mayoría por homo sapiens. Los políticos son sus dirigentes, les enseñan a organizarse para anudarse mejor los zapatos y poco más. Los inteligentes son los que hacen que el homo sapiens vea la televisión, viaje en avión, se cure de muchas enfermedades y se destruya quirúrgicamente, mientras él sigue haciéndose preguntas y enseñando a otros aprendices de inteligentes a hacérselas a su vez. Claro que son muy pocos. ¿El 0,03%, Yajaira? Puede ser. De ahí a entender por qué tenemos los políticos que tenemos en el mundo hay sólo un paso. ¿Los que nos merecemos? Bueno, la mayoría sí. Y no hablo sólo de los histriones trasnochados del mundo andino y caribeño, pues en todas partes cuecen habas. El camellero de Gaddafi, reciente diseñador de autos de carreras (por algo su hijo es accionista de la Fiat) para celebrar los 40 años de su dictadura, el tragafuego del Ahmadineyad, el sátiro de Berlusconi, el donjuán enano de Sarkozy, el pesetero de Brown, el espía corrupto de Putin. Ni los más sensatos y discretos, los Zapatero, Obama, Merkel, son como para oírlos boquiabiertos. Por eso es importante, como pide Ramin, que los intelectuales, y yo añado, los inteligentes, se erijan en voz moral del mundo.

Claro, y aquí voy a la segunda noticia, que hay intelectuales que se han auto concedido, no ya la categoría de voz moral, sino de oráculos morales. Y me refiero a Chomsky, que tras visitar al Teniente Coronel Chávez ha declarado: “Chávez construye un mundo diferente y posible”. Diferente, no tanto, posible, imposible.

Noam Chomsky, el Generativismo, es un paso fundamental en el estudio del lenguaje y en el método de análisis de la Estilística. Las tesis tranformacionalsitas guardan diferencias sustanciales con la doctrina estructuralista que sólo se ocuparía de la manifestación, de la estructura superficial, ignorando lo que ésta manifiesta, la estructura profunda. Eso fue allá a mediados del siglo pasado, - el mundo moderno de Chávez – y desde entonces, la Gramática Generativa y las propias ideas de Chomsky han quedado superadas, como ha pasado siempre en esta disciplina, por la neurociencia y por otros “chomskyanos” como Thorne, Ohmann, Katz, o Spillner y por los llamados "textilingüistas". Esto no lo sabe Chávez, ni falta que le hace, no todo el mundo tiene que saber estas cosas. Además, el Chomsky que le intresa al Presidente es el Chomsky activista. La segunda faceta de Chomsky, la de activista político, se inicia valientemente oponiéndose a la guerra de Vietnam y desde entonces ha participado en cuanta tribuna se le ha abierto, que han sido muchas y ha escrito cuanto libro ha querido, que han sido más que de lingüística, de lo que no escribe desde hace 15 años. Pero, afortunadamente para él, Chomsky pasará a la historia profunda como un gran lingüísta y a la historia superficial como un activista político. Como ha pasado con Sartre, con Picasso, con Neruda y con tantos otros en la otra acera, como D’Annunzio. Henri Lefebvre en Problèmes actuels du marxisme (1958) decía que los marxistas tenemos que aceptar en política cosas ideológicamente inaceptables. Los mismo les pasa a los intelectuales activistas. Parece que a algunos intelectuales, grandes intelectuales, cuando piensan y actúan como activistas políticos la cabeza se les transforma: deja de ser redonda y se les pone cuadrada. Y lo que es imperdonable en Chomsky es que se haya quedado, precisamente, en la estructura superficial del chavismo que se vende como socialismo libertario, habiendo ignorado la estructura profunda donde nacen sus raíces fascistas. Pero yo seguiré admirando a Chomsky y explicando a mis alumnos sus aportes fundamentales a la lingüística. El problema es de Chomsky y de Chávez, no mío. Parece que en la izquierda acrítica se sigue mansamente las enseñanzas de Mao en el Libro Rojo: “si tus enemigos te critican es que lo haces bien” y, con mayor razón: “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. Lo único que los une es su antiamericanismo y su anticapitalismo, aunque en esto último Chávez se puede llevar una sorpresa cuando lea que Chomsky se declara anarquista, o más concretamente anarcosindicalista. Cuando Chávez se enteró de que sus amados y machaconamente citados “El Oráculo del Guerrero” y las Odas de Walt Whitman eran exaltaciones homosexuales, las sumió en el más absoluto y homófobo silencio. ¿Hará los mismo con Chomsky cuando se entere de que es anarquista? ¿Y qué hará cuando se entere de que Marx era judío? ¿Prohibirá su lectura en las universidades bolivarianas? El bueno de Chomsky escribió en 1995 un libro a dos manos con Ignacio Ramonet Cómo nos venden la moto, algo así como: Cómo nos dan gato por liebre. Con Ramonet, Chomsky coincide, además de en sus conocimientos de semiología, que me gustaría compartir, en su terror a la influencia mediática, que comparto matizadamente, su antiamericanismo, que compartí y en dedicar sus vidas a eso, que me parecen, las dos últimas, pobres razones para la vida de un intelectual. ¿Y ahora quién le vendió la moto a quién? Parece que una vez más, en este caso Chávez, le han vendido la moto a Chomsky, o en términos más coloquiales, “se la ha metido doblada”. Un amigo argentino diría: “Ché, Noam, sentate y no me rompás los huevos”.

2 comentarios:

Peque dijo...

Hola Luis! Gracias por el honor, me encanta aportar y formar parte de tu blog.
Un besito!

Peque dijo...

PD: No aguanté y me conecté para leerte ;)